EL ESTADO MODERNO, UN DEBATE HISTORIOGRÁFICO
1.- Definición del Estado Moderno
2.- Orígenes y modelos de Estado durante la Edad Moderna
3.- El debate sobre el Estado moderno
4.- Campo de estudio.
2.1. Orígenes del Estado y factores:
W. Reinhard, en su obra Power Elites and State Building, afirma que el Estado moderno surje mediante un proceso largo que podemos enmarcar desde la Baja Edad Media hasta finales del Antiguo Régimen. Diversos autores debaten sobre si realmente existió, durante la Edad Moderna el Estado, propiamente dicho, al no cumplirse algunas características básicas.
De todos modos, queda claro que aparece durante la época un nuevo concepto de soberanía: una soberanía única, superior y reconocida que recae sobre la figura del monarca que se resume en la expresión latina “plenitudo potestatis” (la totalidad del poder, que durante la Edad Media hacía referencia al Pontífice), que se define como un poder político territorial independiente de toda potestad externa y superior a cualquier poder interno, eliminando la pluralidad de poderes.
Para que estos grandes cambios políticos sucedieran, también encontramos diversos factores en juego, ya sean económicos, militares, sociales, religiosos...
El fin primordial del “Estado medieval” era el ejercicio de la fuerza hacia el exterior, y la protección de la paz y la administración del Derecho en el interior pero sin proponerse realmente el bienestar de sus súbditos, tan sólo de una pequeña parte, así pues, con la llegada del Renacimiento y la recuperación demográfica, y gracias al desarrollo de industrias (producción manufacturera y artesanal) y el mercantilismo diferentes grupos sociales, enriquecidos, comenzaron a demandar un poder político fuerte y centralizado que desbancó la organización política feudovasallática. Incrementó, también, la presión fiscal y a la vez surgieron nuevos tributos desarrollándose así la administración durante la Edad Moderna. También sobresalió una cierta unidad nacional surgida a causa de la utilización de un mismo idioma o la pertenencia a una misma religión bajo la dirección de una misma iglesia.
No sólo destacó durante el curso del auge del monarca la fragmentación del poder feudal, sino también entraron en decadencia pretensiones universalistas: por un lado, las del Papado, que tras el traslado de la Santa Sede a Aviñón (1309-1377), el Gran Cisma (1378-1417) y con posteriores tratados las autoridades civiles asumieron la fiscalidad del clero y el control de los nombramientos eclesiásticos; y por otra parte, las del Imperio, que tras los conflictos de los siglos XIV y XV (Guerra de los Cien Años) se debilitaron y, cada vez más identificado con la nación alemana, el Imperio sucumbió a los nuevos poderes de los reyes soberanos.
A su vez, también destacó la Revolución Militar que conllevó nuevo armamento, el fin de levas medievales, un mayor control del rey... Un ejércitos más costosos significaba un poder más fuerte pero, a su vez, éste necesitaba más fiscalidad, de ese modo, se desarrolló la burocracia y diversas instituciones, y así, por ejemplo, se pusieron en práctica mecanismos de control del cobro y pago de impuestos.
En resumen, el proceso de evolución hacia el Estado moderno queda claro: librarse de potencias supra y extraestatales, y expropiación política de instancias feudales de carácter regional, corporativo o personal. Por último, cabe citar que estos nuevos Estados usaron del ejemplo la imagen de la organización Pontificia. Así, el Pontificado (Roma) sirvió como ejemplo durante esta época para las monarquías europeas, pues actuaba ya como un Estado moderno.
2.2. Modelos de Estado:
-Autoritario: la política de los Estados modernos en la Europa más occidental se resume en las Monarquías autoritarias y se caracterizó por una “visión personal” de los príncipes sobre los gobernados, fue el caso de Francia, España o Portugal. Es muy conocido el caso de Luis XIV: “El Estado soy yo”. Así pues, la fuente de poder reside en el rey que es de origen divino, por tanto, todo lo puede. Esta idea del poder que procede de Dios (gracia) fue criticada por algunos autores argumentando que el poder de origen divino era dado al pueblo y éste se lo concedía al monarca. En todo caso, este poder, fue redistribuído por los absolutistas favorablemente para la nobleza seglar y eclesiástica, las ciudades y las élites que apoyaron así mismo al monarca respaldando los fundamentos divinos y legales que justificaban su preeminencia sobre el resto de la sociedad.
Estos soberanos y sus dominios, aunque centralizados, normalmente crecían o se concentraban diversos territorios para aumentar su poder dando lugar en muchos casos a monarquías compuestas: sistema político donde en una misma monarquía aparecen diferentes instituciones que se solían respetar (cosa que rompía la homogeneidad de los Estados), como es el caso de España (Aragón y Castilla), en cambio, Francia y Portugal estaban más centralizados. Dado este último punto, a la existencia de las monarquías compuestas, algunos autores defienden que no existía el Estado durante la Edad Moderna al no haber instituciones centralizadas.
-Las Repúblicas Italianas: el caso de Italia es particular pues carecía de la más mínima unidad política. El número de sus estados rondaba la veintena agrupados en repúblicas (Venecia, Florencia, Génova, Siena, Luca...), ducados (Saboya, Mantua, Ferrara, Milán...) y marquesados (Monferrato, Saluzzo...). Tan sólo Milán, Florencia, Venecia, Nápoles y los Estados Pontificios tendrían una verdadera entidad territorial y política y se caracterizaron por la existencia de un ideal republicano pero no en el sentido actual con representación parlamentaria ni democracia, sino haciendo referencia al gobierno oligárquico: Gobierno de familias. Por ejemplo, los Médici en Florencia.
-Sistema político de carácter Pactista: En Inglaterra, a partir de la segunda mitad del siglo XVII, sucede un gran cambio, pues el poder real queda limitado y controlado por el Parlamento (Parlamentarismo) después de varios eventos revolucionarios entre 1640 y la Restauración de la Monarquía (Parlamentaria) en 1660. Aunque el triunfo definitivo del régimen parlamentario ocurre con la Revolución de la Gloriosa en 1688.
También destacaron las Provincias Unidas gobernadas por los Estados Generales mediante sus propios parlamentos.
-Imperio Alemán: Durante el siglo XVI el Imperio continuaba rigiéndose por la Bula de Oro de 1356 por la cual el emperador era elegido por los siete electores: tres eclesiásticos y cuatro seglares. Ya debilitado durante la Edad Moderna, resulta difícil definir sus límites geográficos al tratarse de un conglomerado de territorios desiguales. Así pues, el Imperio comprendía realmente Alemania en su centro y ya teóricamente los Países Bajos, Suiza, Bohemia y el norte de Italia. El Imperio Alemán confirmó su particularismo tras la Paz de Augsburgo de 1555 consiguiendo libertad religiosa y tras el tratado de Westfalia de 1640 perdiendo así el poder imperial.
El caso polaco también se trató de una excepción. Después de la extinción de la dinastía nativa, fueron los Jagellones, duques de Lituania, quien ocuparon el trono de Polonia, Lituania y las tierras de la Orden Teutónica que a parte de la monarquía apenas tenían otro lazo en común. Esta Monarquía polaca era electiva pero a parte de esto, estaba completamente monopolizada por la nobleza que formaba la Cámara de Nuncios y el Senado que constituían la Dieta, que aprobaba o discutía todas las decisiones y debía ser obedecida por el rey. Así, la aristocracia utilizó dicho poder político para eliminar a una emergente burguesía y erigirse dueña de Polonia desde finales del siglo XV.
3. El debate sobre el Estado moderno:
Actualmente, el debate sobre la política, el centralismo y el Estado es uno de los más actuales sobre el modernismo y marca un auge de la nueva historia política que se centra en el poder y el origen del Estado moderno.
· Podemos distinguir cuatro fases que permiten entender formación de la “nueva historia política”:
-A) Siglo XIX y primer tercio siglo XX (corresponde con la creación de Estados-nación): aparece el concepto de Estado aplicado al Antiguo Régimen explicado en primer lugar por la historiografía liberal (el leviatán como tumba de las libertades feudales) sustituida luego por la historiografía conservadora (el Imperio como Estado y el Estado como muestra de modernidad) que señala que lo que marca el paso al mundo contemporáneo no se trata de libertades medievales sino del Estado. Positivismo (M. Weber) y la historiografía alemana Ramkiana, tradicional historia del derecho y de las instituciones (García de Valdeavellano).
-B) La crítica: dada la quiebra de la razón europea tras la Primera Guerra Mundial se duda sobre la existencia del Estado durante el Antiguo Régimen. Influencia de O. Hintze que introduce una tipología sociológica del autogobierno (Historia de las formas políticas, 1962 pero publicado en 1929) y sobre todo, O. Brunner (Tierra y poder, 1936) quien pone de manifiesto las continuidades entre los sistemas políticos medievales y modernos y la persistencia, en los niveles “inferiores” del sistema político (campesinado) de residentes estructuras tradicionales de vinculación política.
C) La recepción de la crítica por parte de algunos historiadores no se hace esperar, destacamos a tres: F. Chabod, J. Vicens Vives y G. Oestreich.
-F. Chabod en su obra (“Y a-t-il un Etat de la Renaissance”. Actes des colloque sur la Renaissance, París, 1958) resaltó la patrimonialización de los cargos públicos (con la indefinición de público/privado) relacionado con el concepto Estado.
Dicho artículo representa una reacción contra Gramsci y la historiografía marxista.
-J. Vicens Vives (“Estructura administrativa estatal en los siglo XVI y XVII”, 1960) en este artículo muestra los límites del poder regio y señala algunas características fundamentales de la administración en la Edad Moderna (deber de Consejo: de Castilla y Hacienda). Señaló que las instituciones eran de carácter medieval, por tanto hay una evolución de éste y no una ruptura.
-G. Oestreich (1969) para quien había extensas zonas de autonomía política más allá de la corte. En España se ha dicho que aparece con los Reyes Católicos pero con gran dificultad durante los siglos XVI y XVII ya que no habían funciones ni administración a nivel territorial (ausencia de burocracia) como las entendemos hoy día. En la Corte, tal vez, la única unión entre Rey y sus reinos mediante los nobles y otros funcionarios.
-D) La influencia del pensamiento posmoderno (relativismo: huye buscar verdades universales; subjetivismo del conocimiento, negación de la idea de progreso, ampliación de la noción de poder, etc.) ayuda llegar hasta la "nueva historia política": el poder es etereo, no sólo se trata de instituciones, leyes, etc. sino también entra en juego la familia, la confianza... Ello derivó en un replanteamiento de la sociología del poder (redes sociales, negociaciones de poderes, cómo se llevan a cabo, papel de la imagen, poder no violento). Autores destacados:
.M. Foucault: microfísica del poder.
.P. Bourdieu: introducción del concepto de capital simbólico y violencia simbólica--- influencia en los análisis de la educación, arte, intelectuales y la cultura legítima a pratir de mecanismos de socialización.
Estos 2 autores influyeron durante los años 80-90 sobre:
.A. M. Hespanha, B. Clavero, etc quienes entienden el sistema político del Antiguo Régimen no como un Estado sino como una constelación de poderes donde el rey sería la figura preeminente.
E) En la actualidad, existe un cierto reflejo hacia posiciones estatalistas y se critica la negación del supuesto Estado parte de historiadores del derecho como por ejemplo J.M. de Bernardo Ares. Se piensa que algunos autores se han excedido tal vez con las críticas.
De todos modos, no nos podemos quedar en un debate: ¿hay Estado o no durante la Edad Moderna?; ¿cuándo surje exactamente? , etc. sino hablar de la práctica del poder y sus fluctuaciones. Pues la naturaleza y el movimiento del poder es un tema clave para el estudio de la Edad Moderna.
1.- Definición del Estado Moderno
2.- Orígenes y modelos de Estado durante la Edad Moderna
3.- El debate sobre el Estado moderno
4.- Campo de estudio.
2.1. Orígenes del Estado y factores:
W. Reinhard, en su obra Power Elites and State Building, afirma que el Estado moderno surje mediante un proceso largo que podemos enmarcar desde la Baja Edad Media hasta finales del Antiguo Régimen. Diversos autores debaten sobre si realmente existió, durante la Edad Moderna el Estado, propiamente dicho, al no cumplirse algunas características básicas.
De todos modos, queda claro que aparece durante la época un nuevo concepto de soberanía: una soberanía única, superior y reconocida que recae sobre la figura del monarca que se resume en la expresión latina “plenitudo potestatis” (la totalidad del poder, que durante la Edad Media hacía referencia al Pontífice), que se define como un poder político territorial independiente de toda potestad externa y superior a cualquier poder interno, eliminando la pluralidad de poderes.
Para que estos grandes cambios políticos sucedieran, también encontramos diversos factores en juego, ya sean económicos, militares, sociales, religiosos...
El fin primordial del “Estado medieval” era el ejercicio de la fuerza hacia el exterior, y la protección de la paz y la administración del Derecho en el interior pero sin proponerse realmente el bienestar de sus súbditos, tan sólo de una pequeña parte, así pues, con la llegada del Renacimiento y la recuperación demográfica, y gracias al desarrollo de industrias (producción manufacturera y artesanal) y el mercantilismo diferentes grupos sociales, enriquecidos, comenzaron a demandar un poder político fuerte y centralizado que desbancó la organización política feudovasallática. Incrementó, también, la presión fiscal y a la vez surgieron nuevos tributos desarrollándose así la administración durante la Edad Moderna. También sobresalió una cierta unidad nacional surgida a causa de la utilización de un mismo idioma o la pertenencia a una misma religión bajo la dirección de una misma iglesia.
No sólo destacó durante el curso del auge del monarca la fragmentación del poder feudal, sino también entraron en decadencia pretensiones universalistas: por un lado, las del Papado, que tras el traslado de la Santa Sede a Aviñón (1309-1377), el Gran Cisma (1378-1417) y con posteriores tratados las autoridades civiles asumieron la fiscalidad del clero y el control de los nombramientos eclesiásticos; y por otra parte, las del Imperio, que tras los conflictos de los siglos XIV y XV (Guerra de los Cien Años) se debilitaron y, cada vez más identificado con la nación alemana, el Imperio sucumbió a los nuevos poderes de los reyes soberanos.
A su vez, también destacó la Revolución Militar que conllevó nuevo armamento, el fin de levas medievales, un mayor control del rey... Un ejércitos más costosos significaba un poder más fuerte pero, a su vez, éste necesitaba más fiscalidad, de ese modo, se desarrolló la burocracia y diversas instituciones, y así, por ejemplo, se pusieron en práctica mecanismos de control del cobro y pago de impuestos.
En resumen, el proceso de evolución hacia el Estado moderno queda claro: librarse de potencias supra y extraestatales, y expropiación política de instancias feudales de carácter regional, corporativo o personal. Por último, cabe citar que estos nuevos Estados usaron del ejemplo la imagen de la organización Pontificia. Así, el Pontificado (Roma) sirvió como ejemplo durante esta época para las monarquías europeas, pues actuaba ya como un Estado moderno.
2.2. Modelos de Estado:
-Autoritario: la política de los Estados modernos en la Europa más occidental se resume en las Monarquías autoritarias y se caracterizó por una “visión personal” de los príncipes sobre los gobernados, fue el caso de Francia, España o Portugal. Es muy conocido el caso de Luis XIV: “El Estado soy yo”. Así pues, la fuente de poder reside en el rey que es de origen divino, por tanto, todo lo puede. Esta idea del poder que procede de Dios (gracia) fue criticada por algunos autores argumentando que el poder de origen divino era dado al pueblo y éste se lo concedía al monarca. En todo caso, este poder, fue redistribuído por los absolutistas favorablemente para la nobleza seglar y eclesiástica, las ciudades y las élites que apoyaron así mismo al monarca respaldando los fundamentos divinos y legales que justificaban su preeminencia sobre el resto de la sociedad.
Estos soberanos y sus dominios, aunque centralizados, normalmente crecían o se concentraban diversos territorios para aumentar su poder dando lugar en muchos casos a monarquías compuestas: sistema político donde en una misma monarquía aparecen diferentes instituciones que se solían respetar (cosa que rompía la homogeneidad de los Estados), como es el caso de España (Aragón y Castilla), en cambio, Francia y Portugal estaban más centralizados. Dado este último punto, a la existencia de las monarquías compuestas, algunos autores defienden que no existía el Estado durante la Edad Moderna al no haber instituciones centralizadas.
-Las Repúblicas Italianas: el caso de Italia es particular pues carecía de la más mínima unidad política. El número de sus estados rondaba la veintena agrupados en repúblicas (Venecia, Florencia, Génova, Siena, Luca...), ducados (Saboya, Mantua, Ferrara, Milán...) y marquesados (Monferrato, Saluzzo...). Tan sólo Milán, Florencia, Venecia, Nápoles y los Estados Pontificios tendrían una verdadera entidad territorial y política y se caracterizaron por la existencia de un ideal republicano pero no en el sentido actual con representación parlamentaria ni democracia, sino haciendo referencia al gobierno oligárquico: Gobierno de familias. Por ejemplo, los Médici en Florencia.
-Sistema político de carácter Pactista: En Inglaterra, a partir de la segunda mitad del siglo XVII, sucede un gran cambio, pues el poder real queda limitado y controlado por el Parlamento (Parlamentarismo) después de varios eventos revolucionarios entre 1640 y la Restauración de la Monarquía (Parlamentaria) en 1660. Aunque el triunfo definitivo del régimen parlamentario ocurre con la Revolución de la Gloriosa en 1688.
También destacaron las Provincias Unidas gobernadas por los Estados Generales mediante sus propios parlamentos.
-Imperio Alemán: Durante el siglo XVI el Imperio continuaba rigiéndose por la Bula de Oro de 1356 por la cual el emperador era elegido por los siete electores: tres eclesiásticos y cuatro seglares. Ya debilitado durante la Edad Moderna, resulta difícil definir sus límites geográficos al tratarse de un conglomerado de territorios desiguales. Así pues, el Imperio comprendía realmente Alemania en su centro y ya teóricamente los Países Bajos, Suiza, Bohemia y el norte de Italia. El Imperio Alemán confirmó su particularismo tras la Paz de Augsburgo de 1555 consiguiendo libertad religiosa y tras el tratado de Westfalia de 1640 perdiendo así el poder imperial.
El caso polaco también se trató de una excepción. Después de la extinción de la dinastía nativa, fueron los Jagellones, duques de Lituania, quien ocuparon el trono de Polonia, Lituania y las tierras de la Orden Teutónica que a parte de la monarquía apenas tenían otro lazo en común. Esta Monarquía polaca era electiva pero a parte de esto, estaba completamente monopolizada por la nobleza que formaba la Cámara de Nuncios y el Senado que constituían la Dieta, que aprobaba o discutía todas las decisiones y debía ser obedecida por el rey. Así, la aristocracia utilizó dicho poder político para eliminar a una emergente burguesía y erigirse dueña de Polonia desde finales del siglo XV.
3. El debate sobre el Estado moderno:
Actualmente, el debate sobre la política, el centralismo y el Estado es uno de los más actuales sobre el modernismo y marca un auge de la nueva historia política que se centra en el poder y el origen del Estado moderno.
· Podemos distinguir cuatro fases que permiten entender formación de la “nueva historia política”:
-A) Siglo XIX y primer tercio siglo XX (corresponde con la creación de Estados-nación): aparece el concepto de Estado aplicado al Antiguo Régimen explicado en primer lugar por la historiografía liberal (el leviatán como tumba de las libertades feudales) sustituida luego por la historiografía conservadora (el Imperio como Estado y el Estado como muestra de modernidad) que señala que lo que marca el paso al mundo contemporáneo no se trata de libertades medievales sino del Estado. Positivismo (M. Weber) y la historiografía alemana Ramkiana, tradicional historia del derecho y de las instituciones (García de Valdeavellano).
-B) La crítica: dada la quiebra de la razón europea tras la Primera Guerra Mundial se duda sobre la existencia del Estado durante el Antiguo Régimen. Influencia de O. Hintze que introduce una tipología sociológica del autogobierno (Historia de las formas políticas, 1962 pero publicado en 1929) y sobre todo, O. Brunner (Tierra y poder, 1936) quien pone de manifiesto las continuidades entre los sistemas políticos medievales y modernos y la persistencia, en los niveles “inferiores” del sistema político (campesinado) de residentes estructuras tradicionales de vinculación política.
C) La recepción de la crítica por parte de algunos historiadores no se hace esperar, destacamos a tres: F. Chabod, J. Vicens Vives y G. Oestreich.
-F. Chabod en su obra (“Y a-t-il un Etat de la Renaissance”. Actes des colloque sur la Renaissance, París, 1958) resaltó la patrimonialización de los cargos públicos (con la indefinición de público/privado) relacionado con el concepto Estado.
Dicho artículo representa una reacción contra Gramsci y la historiografía marxista.
-J. Vicens Vives (“Estructura administrativa estatal en los siglo XVI y XVII”, 1960) en este artículo muestra los límites del poder regio y señala algunas características fundamentales de la administración en la Edad Moderna (deber de Consejo: de Castilla y Hacienda). Señaló que las instituciones eran de carácter medieval, por tanto hay una evolución de éste y no una ruptura.
-G. Oestreich (1969) para quien había extensas zonas de autonomía política más allá de la corte. En España se ha dicho que aparece con los Reyes Católicos pero con gran dificultad durante los siglos XVI y XVII ya que no habían funciones ni administración a nivel territorial (ausencia de burocracia) como las entendemos hoy día. En la Corte, tal vez, la única unión entre Rey y sus reinos mediante los nobles y otros funcionarios.
-D) La influencia del pensamiento posmoderno (relativismo: huye buscar verdades universales; subjetivismo del conocimiento, negación de la idea de progreso, ampliación de la noción de poder, etc.) ayuda llegar hasta la "nueva historia política": el poder es etereo, no sólo se trata de instituciones, leyes, etc. sino también entra en juego la familia, la confianza... Ello derivó en un replanteamiento de la sociología del poder (redes sociales, negociaciones de poderes, cómo se llevan a cabo, papel de la imagen, poder no violento). Autores destacados:
.M. Foucault: microfísica del poder.
.P. Bourdieu: introducción del concepto de capital simbólico y violencia simbólica--- influencia en los análisis de la educación, arte, intelectuales y la cultura legítima a pratir de mecanismos de socialización.
Estos 2 autores influyeron durante los años 80-90 sobre:
.A. M. Hespanha, B. Clavero, etc quienes entienden el sistema político del Antiguo Régimen no como un Estado sino como una constelación de poderes donde el rey sería la figura preeminente.
E) En la actualidad, existe un cierto reflejo hacia posiciones estatalistas y se critica la negación del supuesto Estado parte de historiadores del derecho como por ejemplo J.M. de Bernardo Ares. Se piensa que algunos autores se han excedido tal vez con las críticas.
De todos modos, no nos podemos quedar en un debate: ¿hay Estado o no durante la Edad Moderna?; ¿cuándo surje exactamente? , etc. sino hablar de la práctica del poder y sus fluctuaciones. Pues la naturaleza y el movimiento del poder es un tema clave para el estudio de la Edad Moderna.
- Bibliografía utilizada:
-Historia Moderna Universal. Floristán, A., Ed. Ariel
-La idea del Estado en la Edad Moderna. Naef, W.
Buena entrada, si bien no estoy de acuerdo en asimilar el "Estado Medieval" a los objetivos que apuntas y como un modelo contrapuesto al "Estado Moderno". También faltaría citar las fuentes de información suplementarias que se han utilizado
ResponderEliminarAtentamente,
David Alonso